"EN TIEMPOS DE ENGAÑO GENERALIZADO, DECIR LA VERDAD ES UN ACTO REVOLUCIONARIO"

George Orwell

10 de junio de 2010

PINGÜINOS EMPETROLADOS

Los medios ponen en foco dos hechos, por cierto incomparables en su dimensión política, y en apariencia desconectados entre sí, pero que, bien mirados, reconocen una raíz común. Ambos provienen de una matriz inscripta en la propia genética del kirchnerismo, como es la manipulación inescrupulosa de colectivos sociales susceptibles de ser funcionales a su construcción demagógica de poder, cuyo paradigma es la espuria apropiación de la bandera de los derechos humanos.


El conflicto de Gualeguaychú fue oportunamente fogoneado por el gobierno, que se montó en la genuina inquietud de esa comunidad, transformándola en una bandera que el propio NK, hace cuatro años, elevó irresponsablemente a la jerarquía de causa nacional. No se privó de desconocer, posteriormente, tres pronunciamientos de la justicia, similares al que acaba de producir el Juez Federal Gustavo Pimentel. Finalmente, hoy se enfrenta  a su incapacidad para neutralizar el monstruo que alimentó, para colmo, cuando su vulnerabilidad transforma en crítico, el pago de cualquier costo político, por insignificante que sea.



El brulote con que hoy carga la imagen del país en los medios de todo el mundo, a raíz del papelón que culmina con la deportación de un grupo de indeseables, cuya presencia en Sudáfrica sólo puede explicarse a través del inocultable apoyo oficial (cualquiera haya sido el mecanismo), es el resultado de una estrategia pergeñada por alguna mente ciertamente enferma. El objetivo de la delirante iniciativa, era poner al servicio del gobierno a centenares de inadaptados (mano de obra desocupada que da soporte al  siniestro entramado que conforman política, delito, futbol y poder sindical en el conurbano), que en su condición de barrabravas, impusieran en las canchas -"trapos" incluídos- una imagen de apoyo popular al gobierno. La campaña se estrenó en el superclásico del Torneo Clausura del año último., con dos banderas idénticas desplegadas por ambas hinchadas, con la consigna "FUTBOL PARA TODOS",  como apoyo a la embestida oficial contra el multimedios. Además de tan revelador comienzo, son múltiples los elementos de juicio que vinculan al engendro llamado "Hinchadas Unidas" con el poder, cuyo vector parece apuntar a la Jefatura de Gabinete. Si bien en algún momento, un mínimo atisbo de sensatez parecio entibiar el entusiasmo inicial por el extravagante proyecto, con el consecuente intento de toma de distancia, ya era tarde para renegar de los compromisos asumidos, cuyo cumplimiento suele ser demandado en ese medio, sin mucho apego a los buenos modales.
Ambos episodios derivan de una concepción omnímoda del poder, naturalmente reñida con la existencia de frenos inhibitorios o proyección preventiva de daños, pero no agotan los paralelismos.
Ambos responden a objetivos de política interna, pero tienen resonancia externa, sea en la política exterior, o en nuestra imagen en el extranjero. Finalmente, ambos revelan la notoria permeabilidad de nuestro sistema judicial ante los caprichos del poder y, por contraste, profundizan nuestro patético aislamiento, frente a un mundo que ha adoptado, como criterio básico de homologación, el respeto a la ley.


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