"EN TIEMPOS DE ENGAÑO GENERALIZADO, DECIR LA VERDAD ES UN ACTO REVOLUCIONARIO"

George Orwell

20 de agosto de 2012

Traduttore, traditore


“Traduttore, traditore” (traductor, traidor), reza un proverbio italiano que intenta significar lo traicionera que puede resultar una traducción.

Parece que “Alló Cristina” va por todo, y apuesta a empinar su rating incorporando personajes mediáticos internacionales de alto cachet, que amenazan el liderazgo local de figuras como Jacobo Winograd o Guido Suller. En la edición del 14.08 compartió cartel con Joseph Stiglitz. Como corresponde a un buen partenaire, el economista favorito de Palacio reiteró su edulcorado repertorio de elogios acerca de la -a su juicio- “exitosa” salida de la convertibilidad, que aconseja replicar para mitigar la crisis europea, intervención que resultó un inestimable puente de plata para introducir las sesudas reflexiones de la diva. Omitió apenas un par de detalles, que valdría la pena recordarle: a) El ponderado “suceso” le costó a los trabajadores un 40% del poder de compra de sus salarios, que tardaron seis años en recuperar, y b) La situación europea no resulta comparable, ya que la deuda de los países está nominada en su propia moneda, y cuentan con el BCE como prestamista de última instancia.

Uno de los momentos más coloridos del show, fue la inexacta traducción -muy funcional al “relato”- de la referencia que hizo Stiglitz a la flexibilidad regulatoria concedida a los bancos de EEUU en los ´80, eximiéndolos de contabilizar a valor de mercado algunos activos muy depreciados, para evitar el derrumbe del sistema. Si se atiende con atención a sus palabras, su expresión en inglés habló de “phony accounting”, que por estas playas solemos traducir como “contabilidad creativa”. Mediante un sospechosamente espontáneo -y muy festejado- exceso verbal, la enfervorizada intérprete tradujo el giro como “trucha”, dando pie a la protagonista para reafirmar el registro barra brava que ha ganado su discurso: … “ya que vamos a truchar, truchemos todos”…, propuso, como intentando justificar la falsificación de las estadísticas públicas, que en rigor no constituye una picardía, sino un delito. 

Cristina Fernández tal vez ignore, por otro lado, que ese recurso contable que tanto la escandaliza en el caso de los bancos estadounidenses, embellece la valuación de los Bonos "cuasi-par" que integran la cartera del Fondo de Sustentabilidad de la ANSES, de cuya alta valorización suele ufanarse.

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