Si acaso hiciera falta alguna prueba irrefutable de nuestra intrascendencia internacional, la absoluta indiferencia de los mercados ante las irresponsables declaraciones de CFK amenazando con el default, sujeto a una condicion cuyo cumplimiento ya cuenta con la mitad del camino hecho, constituyen una demoledora evidencia. No hace falta un ejercicio conjetural demasiado sofisticado para imaginarnos la conmoción económica internacional que hubiesen disparado declaraciones similares en boca de Lula, o Calderón, por ejemplo, y aún si el caso se aplicara a economías cuantitativamente menos protagónicas, como Chile o Uruguay. Para no hablar de Merkel o Cameron. Bastaría con recordar el reciente caso de Grecia. Una interpretación alternativa (o será complementaria ?) no resulta menos desalentadora. La notoria insensibilidad frente al exabrupto presidencial, que se ha ganado merecidamente una tapa de Barcelona, desnuda dramáticamente que nadie le cree una palabra de lo que dice, o bien que nadie la toma en serio. Menudo problema para el dream team de los esforzados comunicadores oficiales, comandados por Diego Wirtz y su precario equipo de dadores de optimismo televisivo.
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