"EN TIEMPOS DE ENGAÑO GENERALIZADO, DECIR LA VERDAD ES UN ACTO REVOLUCIONARIO"

George Orwell

16 de marzo de 2012

Stop and go. EL REGRESO

Pablo Gerchunoff escribió hace unos años un interesante paper con el nombre “Requiem para el stop and go......¿Requiem para el stop and go?”, que andando el tiempo se convirtió en referencia ineludible para los múltiples análisis que -con variado grado de profundidad y brillantez- muchos economistas hemos desplegado para tratar de conceptualizar el proceso económico abierto a partir del fin de la convertibilidad, y cuya característica saliente es el decisivo impacto de los agrodólares, cuya emergencia transformó lo que era una economía secularmente famélica de divisas, haciendo realidad la vieja quimera de varias generaciones, que acunamos el sueño entonces imposible de una holgura externa estructural.

Sin embargo, -una vez más la excepcionalidad argentina- resulta fácil advertir que las distintas variantes ensayadas a partir de octubre para mitigar las crecientes tensiones que manifiesta el sector externo de la economía, no son sino un claro indicador de que las inconsistencias del llamado “modelo”  han rifado aquella dorada oportunidad, creando las condiciones para que una renacida restricción externa haya vuelto a instalarse entre nosotros.

La sangría de una fuga de capitales que ya acumula un quinto del PBI  -propia de un Estado saqueador  que repudia el “pacta sum servanda” tanto como el capitalismo de riesgo -, pone al descubierto con crudeza, la vulnerabilidad de una matriz productiva intensiva en importaciones, cuyo déficit de divisas se lleva 3 de cada 4 agrodólares generados.

Una elasticidad Importaciones/Producto de casi 4 puntos impone un gravamen al sector externo que ni una soja de u$s 500 alcanza a solventar. A tal punto que quienes llevan las cuentas oficiales celebran con sordina la previsible caída del nivel de actividad, como el único remedio eficiente para mitigar el stress de las cuentas externas.

Como dice el poeta, la verdad no tiene remedio. Un aparato productivo envejecido al cabo de tres lustros sin inversión productiva de calidad, no puede dar una respuesta compatible con el nivel de competitividad que demanda la inserción en las cadenas globales de valor. Mientras Cristina Fernández se ufana por cadena nacional por una inversión de u$s 17 millones (¿?) de una fábrica de pinturas, la líder taiwanesa en tecnología Foxconn anuncia inversiones en Brasil por u$s 12.000 millones (¡!) para instalar su primer plataforma productiva fuera de China, con el propósito de abastecer de Ipads a la región. Hace falta agregar algo más ?

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