La lúcida
jugada de Moyano parece haber desacomodado al gobierno. Haber ensanchado la
base social de la protesta, incorporando como eje central de la reivindicación
una rebaja de impuestos, además de constituir un potente desafío político,
interpela al relato y pone en foco la vulnerabilidad del llamado “modelo”.
Las
dificultades de argumentación de los comunicadores oficiales resultan inocultables. La réplica no
puede eludir la admisión de la estrechez que aflige a las arcas públicas y el
correlato del inevitable ajuste, cómo frontalmente dejó entrever la única respuesta oficial,
que recitó el Gobernador del Chaco. La otra vertiente -descalificar el reclamo
como elitista- exige forzar el contraste, blanqueando las miserias que hasta
ahora se ocultaban. En este sentido, es llamativo como Artemio López -hasta hoy
el más conspicuo catequista del kirchnerismo- acentúa la sombría descripción de
la situación social. Resulta reveladora su más reciente columna en Perfil,
donde buscando desacreditar el planteo cegetista como insolidario, oponiéndole
la crudeza del auténtico cuadro social, llega a contradecir sus propios dichos.
Así, según su columna en Perfil del 23.09.2011, la Pobreza alcanzaba entonces al
20,9% y la Indigencia al 4,8%. En la comentada nota del domingo último, en cambio, admite
una Pobreza del 25% y una Indigencia del 10%. Me parece que se te escapó la
tortuga, Artemio…..!!!
Mientras tanto, entre tanta hojarasca, el debate en curso no hace centro, curiosamente, en un aspecto capital. Lo que se discute, en realidad, no es una reducción de la carga que tributan los asalariados, sino la mera actualización del piso a partir del cual un trabajador se encuentra alcanzado por el impuesto, con la misma legitimidad que se le reconoce a la negociación salarial, tendiente a mantener el poder adquisitivo de su ingreso. Simple, no ?
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