El dólar –referencia
inevitable por estos días- pareciera haber adquirido la curiosa cualidad de
irradiar una fuerza misteriosa, que se obstina en vincular
el destino del “muchacho de Cardona”
con el del régimen K.
Fue allá por el verano de 2010, cuando arreciaba la ofensiva para
defenestrar a Martín Redrado, que el destape de una nunca bien explicada compra
de u$s 2.000.000 que realizara Néstor Kirchner en Octubre de 2008, gatilló la sorprendente
conversión del hasta entonces hipercrítico VHM, al dogma oficialista, del que
se constituyó –a partir de ese momento- en apóstol incondicional.
El hado
reapareció esta semana, cuando la apelación del relator oriental a pesificar
los ahorros dolarizados, demostró ser una herramienta de modificación de
conducta más eficaz que la propia conciencia moral autónoma de CFK, de matriz
inequívocamente rentística, disparando su decisión de convertir a pesos un Depósito a Plazo Fijo de algo más de u$s 3.000.000.
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