Hace poco más de cinco meses, Cristina Fernández anunciaba orgullosa, como si se tratara de un mojón histórico de su Política industrial y tecnológica, lo que era, apenas, la módica consolidación de la patética maquila fueguina.
El emprendimiento de la empresa Brightstar, asociada a la canadiense RIM, según el relato oficial, "generaría más de 300 puestos de trabajo en la isla, y sustituiría importaciones por u$s 200 millones en el primer año".
Sin embargo hoy nos enteramos, en palabras del Ministro de Industria de Tierra del Fuego, que a raíz de las trabas impuestas a las importaciones que impiden contar con los insumos que se ensamblan localmente, Brightstar ya despidió a 500 trabajadores.
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